Después de 37 años…
Todavía, a las seis de la mañana, un ruido frío y extraño cruza el aire de Pirapey, alguien golpea un hierro semejante a un trozo de riel, que hace las veces de campana, llamando a enfrentar un nuevo día.
En el Centro agroecológico del CECTEC, en la Colonia Pirapey, Departamento de Itapúa, funciona la Escuela, hoy mixta, creada en 1985, en medio de la selva, a 464 kilómetros al sur de la capital.
Un grupo de educadores/as y técnicos/as inició ese año una experiencia alternativa de educación y desarrollo para jóvenes, varones y mujeres, hijos de productores/as campesinos/as. Se inicia el trabajo con 10 alumnos.
Eran tiempos difíciles los de 1985. Paraguay vivía, después de muchos años, bajo dictadura, los campesinos y las campesinas, y especialmente los jóvenes, no tenían grandes perspectivas en la sociedad.
CECTEC aparece con una propuesta de capacitación orientada a adquirir conocimientos y habilidades para mejorar el rendimiento productivo de las fincas, y una invitación a integrarse y participar, de manera activa y eficaz, en el mejoramiento de las condiciones de vida de su familia y su comunidad.
Con un régimen educativo de alternancia, los jóvenes campesinos y campesinas en la parcela de Pirapey abordan materias teóricas y prácticas y, paralelamente, desarrollan sus proyectos productivos en la finca familiar con el seguimiento de los técnicos y técnicas del CECTEC.
La constitución de CECTEC en la zona de Itapúa, el desarrollo de líneas de trabajo referidas a tecnologías campesinas, agroecología, genero, ciudadanía y la implementación de los programas de capacitación organizativa, genero y desarrollo rural, tecnologías campesinas, la escuela agroecológica y comunicación, arte y cultura han significado que CECTEC trascienda Pirapey y hoy sea un Centro con múltiples compromisos y responsabilidades a nivel nacional, principalmente en el ámbito rural.
Una búsqueda, una respuesta
La falta de oportunidades y de perspectivas de los jóvenes -varones y mujeres- eran algunos de los problemas en el área rural, que se pretendían abordar. Estos impulsaban a los campesinos a tratar de que sus hijos realizaran estudios que les permitiesen dedicarse a actividades diferentes a las del campo para poder progresar.
Nuestra percepción de la migración a la ciudad era una ilusión que chocaba con la realidad de una estructura económica incapaz de generar empleos en el sector industrial y de servicios. El resultado era el crecimiento del sector informal urbano con reducidos niveles de ingreso.
Otro de los problemas percibidos eran las deficiencias de la educación formal impartida en las escuelas primarias, que no respondía a la realidad local ni regional, ya que los conocimientos no eran aplicables ni capaces de mejorar su vida cotidiana La educación y capacitación ofrecidas por las Escuelas Agrícolas existentes demostraban no ser adecuadas a la realidad campesina. Uno de los problemas que se repetía era que el joven o la joven, al terminar sus estudios, no conseguía readaptarse a su ambiente familiar e, inclusive, a los sistemas tradicionales de producción campesina.
Además, no todos conseguían terminar sus estudios, ya que los niños y niñas acudían a la escuela a los 7 u 8 años, y solamente en raros casos llegaban al sexto grado, a los 12 ó 13 años, debido a las condiciones de pobreza y a la necesidad de dicha fuerza de trabajo en las labores del campo.
Esto sucedía y sigue ocurriendo aún cuando los hijos varones son priorizados en cuanto a educación formal. Esta actitud se justifica aduciendo que los varones llevarán el peso económico mayor en el sostenimiento de la unidad familiar. En el caso de las niñas, son imprescindibles para ayudar a sus madres en sus quehaceres y en el cuidado de sus hermanos menores, convirtiéndose en una importante ayuda en las tareas productivas y reproductivas de la unidad familiar.
Los ejes de nuestra propuesta fueron desarrollar con los jóvenes campesinos -varones y mujeres- acciones en el ámbito de la educación, capacitación y organización que fuesen capaces de modificar la práctica social y las alternativas laborales de los mismos.
Hacia la construcción de una sociedad democrática
El inicio de un proceso de transición a la democracia en el año 89 abrió nuevas posibilidades a nuestra propuesta, ya que si bien la apertura no ha supuesto soluciones automáticas a los problemas, sin embargo ha posibilitado que éstos afloren y que la sociedad, en general, y los campesinos/as, en particular se manifiesten y discutan otras alternativas.
En estas nuevas condiciones se han ensanchado las posibilidades de trabajo en el campo de la educación y la promoción. No obstante, las demandas se han transformado y hoy se requiere abordarlas con mayor eficiencia y sistematización, y en aspectos tan concretos como el trabajo productivo, la comercialización, la consolidación de los grupos, el fortalecimiento de las acciones comunitarias, la participación activa en los espacios locales (municipios, comisiones vecinales, etc.).
En las nuevas condiciones, la actividad educativa y de promoción, se reafirma como una alternativa válida y necesaria en la búsqueda de opciones que alienten el desarrollo de destrezas y conocimientos en los jóvenes campesinos/as, y que propicien su participación activa como agentes de transformación, desarrollo y promoción de su comunidad y de la sociedad en la que están insertos y de la que siguen siendo su sector mayoritario. Se trata, por primera vez en la historia del Paraguay, de aprender a vivir en una sociedad democrática.
De esta manera CECTEC da continuidad a viejos sueños hechos realidad en sus aspectos fundamentales, pero ahora ubicados en una nueva coyuntura que implica renovados desafíos. Desarrollar respuestas creativas a los problemas del deterioro de los recursos naturales, a los bajos precios, al monocultivo de la producción agrícola y a la pobreza rural.